El tren de las oportunidades no siempre vuelve a pasar por la misma estación. Lo sabe Facundo Emanuel Rivero, el mismo que el domingo pasado, en su debut oficial con la camiseta de San Martín, demostró que tiene condiciones de sobra para aspirar a ganarse un puesto fijo en el equipo titular de La Ciudadela.
Es pibe. Tiene 20 años. Hace una temporada que "Facu" está en el club y en su estreno fue la figura frente a Central Norte de Salta. Eso, nada menos, le valió que Juan Amador Sánchez lo confirmara entre los que esta tarde enfrentarán al líder del Argentino, Juventud Unida de Gualeguaychú.
"Todavía me cuesta creer lo que estoy viviendo. Es algo que le da tanta felicidad a mi familia. Pensar que hasta hace tres meses a este presente lo veía como un sueño difícil de concretar en lo inmediato. Pero soy consciente que nada de esto se habría dado si el 'profe' (Omar) Marchese no me hubiera tenido la confianza para ponerme en el equipo justo en un momento complicado en lo deportivo", dijo el central que hasta hace cinco años vivía en Cruz Alta; que se mudó al barrio 447 Viviendas de Las Talitas y hoy vive en los departamentos que el club dispuso para los jugadores del plantel (por la Avenida Mate de Luna).
Rivero vivió una semana muy especial. Lo confesó. "Luego del partido contra los salteños sentí un enorme orgullo porque mi actuación hizo que ellos regresaran a casa con mucha felicidad. Ellos, día a día, colaboraron para que en cada práctica ponga lo mejor para que el técnico me tenga en cuenta. Son el sostén de mi vida", dijo. ¿Ellos?... Ellos, a quienes no se cansa de recordar, son su familia: María Rosa y José Ernesto (papás), su hermana Mariana Verónica y Ludmila Guadalupe, su hijita de dos años.
"Ella es la luz de mis ojos. Ahora que el club me dio un departamento para estar más cerca de los lugares de entrenamiento la extraño horrores. Me había acostumbrado a estar todos los días con ella, pero ahora cuando tengo libre, me vengo para estar con mi bebé. Este sacrificio que estoy haciendo es para que en el futuro, ella tenga lo mejor", dijo el defensor, que cuando habla de "Ludmi" se saca la garra que pone cuando defiende y la cambia por un amor incondicional.
En su ficha, además de los cariños, figura un breve paso por Lanús. Pero Rivero se volvió por ellos. "No me quedé en Buenos Aires porque no pude superar el desarraigo. Vivir solo es algo que en esos momentos me resultó fatal. Y no me arrepiento de haber tomado esa determinación, porque sino me habría perdido este presente ¿no?" dijo con una sonrisa que lo enorgullece.
"Facu" reconoce que lo que puede llegar a venir es lo mejor de su carrera. "Pero quiero tomar las cosas con mucha tranquilidad" avisa. "Sé que el primer paso que di fue positivo, pero todavía me queda un largo camino por recorrer. Por suerte, tengo mucha gente que me aconseja como Aníbal Medina, Gonzalo Cáceres (sus compañeros en la última línea hoy), Javier López y mi propia familia. Y de ningún modo pienso defraudarlos"... De ilusiones vive el pibe, y ya comenzó a hacerlas realidad.